La atención plena es una práctica que consiste en estar presentes y conscientes del lugar y momento actual. Como psicólogos, normalmente usamos este recurso para invitar a nuestros consultantes a entrar en contacto con sus pensamientos y emociones; sin embargo, también es una excelente herramienta para usar en nosotros mismos que nos permite conectar de forma más profunda y significativa con nuestros consultantes. La atención plena nos ayuda a estar ahí con total presencia en lo que está ocurriendo: sin distracciones, observando y percibiendo todo lo que va pasando a medida que va transcurriendo la terapia.
En el ambiente virtual es muy fácil poder distraernos con diferentes escenarios, el celular, con otras personas que pueden estar en casa, si es que hacemos la consulta desde allí. Incluso para nuestros pacientes también puede haber distracciones, ejemplo en los casos que las otras personas con las que habitan no respetan sus espacios.
Realmente tener una atención plena y una escucha activa en un entorno virtual es muy retador, pero no imposible y desarrollar ambas habilidades nos ayudará a ser mejores profesionales.
¿Cómo mostrar atención plena en la consulta?
Primero es importante estar muy atento a qué es lo que la persona dice y sobre todo cómo lo dice: para poder intentar determinar qué es lo que realmente quiere decir. Como siempre, es fundamental procurar que sienta la libertad de expresarse sin miedo, especialmente cuando tiene juicios propios acerca de lo que piensa. Por eso es importante estar atentos al tono de la voz, sensibilizarnos con las emociones que van surgiendo, el lenguaje corporal que se hace latente incluso si el proceso se está haciendo con un formato virtual.
La mirada es parte esencial durante el proceso: tanto por parte de nosotros como terapeutas, haciendo que el consultante sienta confianza en lugar de intimidación, y cuando el consultante evade la mirada o la fija eso también nos está diciendo algo de lo que pueda estar ocurriendo internamente en él. Es importante ser muy cuidadosos con nuestros gestos cuando el consultante nos está contando algo, la mirada siempre comunica, nos permite detectar cosas que verbalmente no se logran nombrar e incluso cuando hay desacuerdo o no con algo. No es necesario que escondas tus reacciones, sino que tengas control de qué y cuánto quieres expresar a tu consultante.
Estar atento a todo lo que sucede en el marco de la consulta: el paciente te puede mencionar algo que no tiene aparente relación con lo que se está trabajando en ese momento, pero que realmente puede ser muy relevante para el proceso terapéutico. Estas acciones, en muchos casos, pueden estar orientadas a evitar o evadir algún tema y, al tener atención plena y escucha activa, nos podemos dar cuenta y aprovecharlo como recursos terapéutico al hacer que el paciente haga conciencia de sus interrupciones y sus posibles funciones.
Estar atentos a las señales verbales y no verbales: en la virtualidad también podemos ver las expresiones del paciente, los movimientos que hace mientras nos dice algo e incluso las reacciones que tiene cuando intervenimos. Las señales no verbales por parte del terapeuta son igual de importantes a las del paciente, el asentir con la cabeza cuando nos dicen algo, entre otros gestos que comunican a nuestro paciente que estamos estando presentes y atentos a lo que está ocurriendo.
Parafraseo: si practicamos efectivamente una escucha activa podemos retomar las propias palabras del paciente, es decir, “me cuentas que te sientes así por esta razón”; en estos casos tenemos la oportunidad de que el paciente escuche nuevamente lo que dijo, con mayor conciencia, y por otro confirmar si eso si fue lo que quiso decir o no.
Acompañar: con tu mimetismo gestual las emociones que la otra persona tiene por medio de su discurso, de esta forma haces que se sienta más comprendido y se abra mucho más a la hora de expresar lo que dice, incluso el tono de la voz con el que intervenimos debe tener resonancia con la situación.
¿Cómo desarrollar la atención plena?
Este proceso de acompañar teniendo una escucha activa, requiere que vivamos con atención plena; para esto hay ejercicios muy simples que nos pueden ayudar a desarrollarla.
Otro ejercicio uno muy simple que te permitirá desarrollar tu atención y estar con mayor presencia para tus pacientes es el siguiente:
Todos los días toma 10 minutos para hacer respiraciones inhalando y exhalando contando de 1 a 7 y regresando de 7 a 1. Es decir, por cada inhalación y exhalación vas contando:
1 (inhala), 2 (exhala), 3 (inhala), 4 (exhala), 5 (inhala), 6 (exhala), 7 (inhala), 7 (exhala), 6 (inhala), 5 (exhala), 4 (inhala), 3 (exhala), 2 (inhala), 1 (exhala). La idea es hacer todos los ciclos que alcances durante ese tiempo.
Puede pasar que pierdas la atención, pases de 7 y llegues a 22 o 68 y luego te des cuenta y retomes. En ese caso inicia nuevamente con el ciclo de 1 a 7 y de 7 a 1.
Todo es práctica y con atención plena y escucha activa podrás desarrollar mejores habilidades para acompañar a tus consultantes.