El Triángulo Perverso es un modelo conceptual que describe una dinámica relacional disfuncional entre tres roles interconectados: el Perseguidor, la Víctima y el Salvador. Estos roles interactúan de manera compleja y a menudo destructiva, perpetuando patrones de conflicto y sufrimiento en las relaciones.
Componentes del Triángulo Perverso:
El Perseguidor: Este rol se caracteriza por ser dominante, crítico y controlador. El Perseguidor busca imponer su voluntad sobre los demás y puede manifestarse a través de comportamientos autoritarios o intimidantes.
La Víctima: La Víctima se percibe a sí misma como impotente, desvalida o indefensa frente al Perseguidor. Adopta un papel pasivo y dependiente, culpando a otros por su situación y buscando simpatía o rescate.
El Salvador: El Salvador se presenta como la solución a los problemas del Perseguidor y la Víctima. Adopta un papel de protector o cuidador, interviniendo para resolver conflictos o aliviar el sufrimiento de los otros dos roles.
Formación del Triángulo Perverso:
El Triángulo Perverso se forma cuando las personas involucradas en una relación adoptan uno o más de estos roles de manera inconsciente. Los roles pueden intercambiarse o alternarse a lo largo del tiempo, creando un ciclo repetitivo de conflicto y disfunción.
Impacto en las Relaciones y el Bienestar Emocional: